lunes, 31 de mayo de 2010

actitud



Más allá del hecho artístico y musical, el heavy metal en muchos aspectos representa para sus seguidores fieles (metaleros o Heavies) una forma concreta de vida, o como poco una actitud.

Dicha actitud se refleja además de en la vestimenta el carácter, en la forma de hablar (jerga), donde impera mucho el vocabulario musical y técnico acerca de los instrumentos típicos de una banda de heavy metal, calidad sonora, etc.

Dentro de esa jerga podríamos añadir un increíble elenco de gestos, posturas y simbología (lenguaje no verbal), como puede ser el distintivo símbolo de la mano cornuta: dedos índice y meñique estirados, recogiendo los dedos corazón, pulgar y anular. Dicho gesto parece que fue extendido por Ronnie James Dio durante su época con la banda influyente Black Sabbath,[102] quien copió el gesto que utilizaba su abuela para ahuyentar los malos espíritus y hechar malas vibras. A Gene Simmons, bajista y vocalista de la banda Kiss, también se atribuye el ser el primero en hacer el gesto durante un concierto. Se puede apreciar en la portada del Love Gun, de 1977 (en la cual aparece haciendo el mismo gesto, salvo a la forma de los pulgares).[103]


Headbanger.Otra serie de patrones gestuales pueden ser el sacudir la cabeza de manera violenta (independientemente de la longitud del cabello) al ritmo de la música. Dicho gesto ha producido el término headbanger (literalmente ‘sacudidor de cabeza’), que define típicamente al fan de heavy metal sacudiendo la cabeza con violencia al ritmo de la música en la primera línea de un concierto. Alice Cooper define al headbanger como «un movimiento místico que se autoinduce un estado de trance excitado». Otro tipo de gestos aparecen de la mano de la música[cita requerida]. Aunque poco bailable, la música heavy metal conlleva a el sentimiento de poder y energía y una serie de movimientos que dan lugar a un rudimentario tipo de baile conocido como slam. Dentro de este tipo de gestos, el más común es hacer como si se tocara un instrumento —típicamente una guitarra eléctrica— en un gesto que se ha dado denominado air guitar, a partir de una idea que aparece en el video Breaking the Law, de Judas Priest, donde un guardia de seguridad interpreta el solo de guitarra en una guitarra de cartón burdamente confeccionada.

Sn embargo ha quedado la imagen del típico seguidor del heavy metal en países como España a principios de los 80 como una persona drogodependiente, marginal, ruda, peligrosa y algo chulesca.

El seguidor de heavy metal, en su actitud más íntima, es una persona con un gran sentimiento de compañerismo y de pertenencia a un grupo social que vive por y para la música que le apasiona en lo mismo íntimo: el heavy metal. Gran conocedor de los detalles teóricos y técnicos que definen el sonido característico de sus grupos favoritos tanto a nivel musical e instrumental, como vocal e incluso de puesta en escena, hereda actitudes de décadas pasadas como el ecologismo y la libertad, el anti-autoritarismo, el anti-consumismo y en algunos casos la afición a las motocicletas. Se ve completamente entusiasta por reuniones multitudinarias con sus semejantes en conciertos y/o festivales (los cuales pueden ser al aire libre, en contacto con la naturaleza o simplemente en un sitio de mala muerte).

Se conoce bien que el heavy metal realmente produce una conmoción íntima inexplicable al verdadero seguidor de este tipo de música, o cual brinda poder, energía, sentimiento de compañerismo y adrenalina. En un concierto de heavy metal se explota dicho sentimiento hasta la catarsis (muchas veces con multiples víctimas). Es conocido que muchos grupos de otros géneros de música moderna tienden a endurecer sus representaciones como fieles reflejos de lo que el heavy metal consigue en directo (como una admiración hacia éstos inigualables conciertos y tocatas para cualquier otro género musical). Apoyando el contundente sonido propio del género tenemos una gran variedad de efectos visuales, que van desde la luminotecnia hasta desfiles de motocicletas en el escenario.

Muchos elementos propios y ajenos al heavy metal aparecen rodeados de un halo de violencia a ojos del profano. K. K. Downing, guitarrista de Judas Priest, alaba positivamente la energía y dinámica que despide el heavy metal como terapia revitalizante para las personas jóvenes.[cita requerida] Los conciertos de heavy metal son, en su mayoría y según muchos, espectáculos realmente inolvidables en donde se demuestra toda la energía y actitud de la música entre intérpretes y espectadores.

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